miércoles, 19 de septiembre de 2012

La crisis como nuevo shock

Hola de nuevo,

en esta ocasión me gustaría compartir con vosotros un trocito del libro que estoy leyendo: La Doctrina del Shock de Naomi Klein.

Soy absolutamente fan de esta mujer y su trabajo, su actitud crítica y de denuncia de las partes más oscuras del capitalismo, esas que ignoramos la gran mayoría y que a muchos les conviene precisamente eso: que las ignoremos.

Mi primera toma de contacto con esta periodista fue gracias al documental "La Doctrina del Shock" elaborado a partir del libro del mismo nombre. En él se hace un repaso de la historia del capitalismo en su versión más destructiva y menos conocida (ahora cada vez más familiar por desgracia) en Occidente. Es un documental que considero que todo el mundo debería ver: una patada a la imagen del capitalismo que a muchos nos han vendido, un despertar a una realidad que preferiríamos no tener que conocer pero que existe. Este es el documenta, el cual por cierto, debería ser de obligado visionado para los ciudadanos (ya que son pocos los que por su propia voluntad deciden verlo, la verdad):



Bien, el documental no deja de ser una especie de resumen del libro. El libro es mucho más denso, mucho más intenso. Recomiendo su lectura encarecidamente.

En sus primeras páginas Naomi explica cómo el economista y premio Nobel Milton Friedman (de la Escuela de Chicago), elaboró una teoría económica sobre el capitalismo, basada en la aplicación de radicales reformas. Este economista fue un importante mentor de muchos otros y un importante consejero de gobiernos, tanto en la teoría como en sus formas de aplicarla o más bien imponerla.

Bueno, la cuestión es que las reformas son tan radicales y tan impopulares que Milton Friedman aconseja aplicarlas de manera rápida y preferentemente cuando la población que las va a sufrir esté en estado de shock. Esas reformas son recortes sociales, bajada de impuestos, liberalización y desregularización generales, adelgazamiento del estado, bajada de sueldos a los trabajadores. ¿Os suena? Si además tenemos en cuenta que Friedman aconseja hacerlas todas juntas para que la gente no pueda apenas reaccionar. Aconseja que cuando un gobierno llega al poder con el objetivo de imponer estas reformas, deberá ejecutarlas en un plazo de seis meses, después le será más difícil. ¿Os suena? A mí sí: es por eso que podemos afirmar que Rajoy es un Friedmanita (un seguidor de estas teorías), como en su día lo fueron Tatcher, Reagan y Pinochet entre otros.

El problema es lo que entendemos por "aplicar cuando la población esté en shock". ¿Qué clase de shock? Pues resulta que todo vale. Os copio un trocito de libro, que me parece un excelente resumen para entender mejor de lo que estamos hablando, de lo que han experimentado hasta ahora, de cómo creen que tenemos que estar para aceptar esto:

A la luz de esta doctrina, los últimos 34 años adquieren un aspecto singular y muy distinto al que nos han contado. Algunas de las violaciones de derechos humanos más despreciables de este siglo, que hasta ahora se consideraban actos de sadismo fruto de regímenes antidemocráticos, fueron de hecho un intento deliberado de aterrorizar al pueblo, y se articularon para preparar el terreno e introducir las "reformas" radicales que habrían de traer ese ansiado libre mercado. 

En la Argentina de los años 70, la sistemática política de "desapariciones" que la Junta llevó a cabo, eliminando a más de 30.000 personas, la mayor parte activistas de izquierdas, fue parte esencial de la reforma de la economía que sufrió el país, con la imposición de las recetas de la Escuela de Chicago; lo mismo sucedió en Chile, donde el terror fue el cómplice del mismo tipo de metamorfósis de económica. 

En la China de 1989, la masacre de la plaza de Tiananmen fue el shock que desató oleadas de detenciones, más de decenas de miles, las cuales permitieron al Partido Comunista convertir el país en una zona de exportación al por mayor, bien surtida de trabajadores demasiado aterrorizados para exigir dereerchos laborales. 

En la Rusia de 1993, Boris Yeltsin decidió enviar los tanques al parlamento y maniobrar para impedir que los lideres de la oposición fueran un obsataculo para la privatización fulminante que dió lugar a la nueva clase dirigente del país: los famosos oligarcas.

La guerra de las Malvinas en 1982 permitió a Margaret Tatcher superar la crisis de las huelgas de los mineros. Gracias a la excitación patriótica que recorrió el país como un relámpago, pudo aplastar la revuelta de los mineros y lanzar la primera gran marea privatizadora en una democracia occidental.
En 1999, el ataque de la OTAN contra Belgrado permitió que más tarde la antigua Yugoslavia fuera pasto de rápidas privatizaciones, un objetivo anterior a la propia guerra. La economía no fue en absoluto la única motivación que desató estos conflictos, pero en todos y cada uno de los casos, un estadop de shock colectivo de primer orden fue el marco y la antesala para la terapia de shock económica.

Los traumáticos episodios que "prepararon el terreno" no siempre han sido de carácter abiertamente violento.

En los años 80, en Latinoamérica y África, la crisis a causa de las deudas forzaban a los países a "privatizarse o morir", como dijo un exfuncionario del FMI. Devorados por la hiperinflación y demasiado endeudados como para negarse a las exigencias que venían de la mano de los préstamos extranjeros, los gobiernos aceptaban los tratamientos de choque creyendo en la promesa de que les salvarían de mayores desastres. 

En Asia, la crisis financiera de los años 1997 y 1998 (de consecuencias similares a las de la Gran Depresión tras el crack del 29) bajó los humos de los denominados tigres de Asia, abriendo sus mercados en lo que el New York Times denominó "la mayor liquidación por cierre del mundo". Muchos de estos países eran democráticos, pero las transformaciones radicales requeridas para crear el libre mercado no se instauraron democráticamente. Más bien al contrario: tal y como lo entendía Friedman, la atmósfera de crisis a gran escala ofrecía los pretextos necesarios para desestimar los deseos expresados por los votantes y entregar el país a los tecnócratas económicos.
(...)
La doctrina del shock económico necesita, para aplicarse sin ningún tipo de restricción (como en el Chile de Pinochet, la China de finales de los 80 ó EEUU tras el 11S) algún tipo de trauma colectivo adicional que suspenda temporal o permanentemente las reglas del juego democrático.
¿Queréis algún otro ejemplo de cómo aprovechar una situación de shock? 
Naomi comenta otros dos: habla de cómo se empleó el dinero inicialmente destinado para la restauración de las escuelas públicas de Nueva Orleans, destrozadas tras el huracán Katrina en 2005, para en realidad acometer una reforma del sistema educativo (siguiendo los consejos de Milton Friedman poco antes de fallecer). Con ese dinero, se financió la creación de escuelas charter de gestión privada que sustituyeron a las escuelas públicas. Antes del Katrina había 123 escuelas públicas en Nueva Orleans, después del Katrina quedan 4; mientras las escuelas charter (similar a los concertados) pasaron de 7 a 31. Esto conllevó el despido de 4700 trabajadores del sindicato de maestros de la ciudad, uno de los más fuertes
.
Otro ejemplo es cómo tras el tsunami que arrasó la costa de Sri-Lanka en diciembre de 2004, inversores extranjeros y donantes internacionales aterrizaron en la zona y consiguieron que se les entregase la costa tropical. De ahí surgió un nuevo negocio: la construcción de complejos turísticos de lujo en la costa, algo que el gobierno anunció como una gran oportunidad, pese a que supuso que miles de pescadores autóctonos fueron privados de su medio de vida y arrancados de sus raíces, ya que se les impidió reconstruir sus pueblos, antes situados en la orilla del mar.

Bueno, como véis empieza a quedar claro que esta crisis ha sido el pretexto que muchos necesitaban para arrasarnos, como ya han hecho en otras ocasiones. Y cuando digo muchos, me refiero principalmente al FMI, que es quien periódicamente repite la implantación de estas medidas. Vemos que el shock, el acojone y despiste general, es algo que saben manejar, pues lo tienen ensayado. Vemos que el pisoteo de la democracia no es algo nuevo, tampoco lo es la imposición de tecnócratas.

Cada vez van un pasito más lejos. ¿Qué tenemos a nuestro favor? La información. Con ella, es más difícil caer en el shock puesto que eres consciente del juego. Y puedes resistir. 
Internet ha sido un peligroso enemigo para la aplicación de la Doctrina del Shock, puesto que ha ayudado y está ayudando a que las personas abran los ojos, a que vean al verdadero enemigo.

Por eso es primordial ver este documental, documentales similares, leer libros, compartir enlaces. Es fundamental que nos ayudemos y nos cubramos las espaldas.

Ayuda a difundir este mensaje, cuanta más gente lo sepa, cuanta más gente sea consciente, mayor será la resistencia.

Un saludo

1 comentario:

  1. Vaya joyita de blog tienes.

    Algo curioso es lo de las escuelas, pues también al pasarlas al sector privado dudo que hablen mucho de Marx, a lo sumo para decirle mantenido o paria; o el profesor de economía diciéndote que la gente que se dice economista serio y apoya al socialismo es gente que se leyó una "Versión reducida" del primer tomo de Das Kapital y que son sólo marginales.
    (obvio que le puse un poco de exageración).

    Lo jodido es que entre más se "privatiza" la educación, más se polariza el conocimiento y sobre todo más crece de manera desproporcionada uno de los polos.

    Deberías echarle un vistazo a la "escuela austriaca", que en ocasiones llama "socialismo puro y duro" a lo de Friedman, es casi como una religión y se están agarrando de la actual situación de crisis para denunciar al gobierno y hacerse pasar como el "otro punto de vista".

    http://www.huppi.com/kangaroo/L-ausmain.htm

    Ahí hay unas cuantas críticas en inglés por si te apetece, es pequeño pero entretenido de leer.

    Saludos.

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